Aunque estos certámenes muy seguramente son los más importantes dentro de las festividades y muestras culturales de la Costa Atlántica y zonas de influencia, lo cierto es que la mayoría de quienes asisten a ellos creen que es sólo fiesta y parranda, percepción que se les consolida con la seguidilla de artistas que brindan sus espectáculos.
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Existen personas que no conocen exactamente el fondo de la competencia que allí se gesta, muchos no saben que es un aire vallenato, mucho menos que es un pase de bajos y a otros no les importa si quién ejecuta el acordeón, toca una puya, un paseo, son o un merengue, y dirán quizás como me dijo un amigo, “Jose la verdad, a mi todos me suenan igual, yo no sé cual es la diferencia porque todos los temas se me hacen repetidos”.
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De manera pues, que cuando un verdadero conocedor se dirige a un festival, su propósito principal no es llegar a embriagarse; le interesa más, observar y analizar la destreza del participante en la digitación o interpretación de los diversos aires vallenato sobre todo puya y son (los más analizados por el jurado); interesa más, conocer los diferentes expositores de las escuelas del vallenato –Vallenato Vallenato, Vallenato Bajero y el Vallenato Sabanero- o si un participante pertenece por su estilo a la escuela de Luis Enrique Martinez, Miguel López, Juancho Rois o Emilianito Zuleta (entre otros), sí la mixtura de pitos y bajos son armónicos, si erró un pito, si prolongó innecesariamente un pase, si los acordes son de caseta, comercial, etc., eso es lo verdaderamente relevante para los conocedores y lo que ya han entendido la temática real de un festival.
La motivación de todo Festival tiene un fundamento más altruista que una simple festividad como piensan ciertos detractores de algunas regiones del país; y es que el Festival Vallenato no sólo es parranda y fiesta ni es la excusa perfecta para embriagarse hasta perder la razón , no señores, el Festival Vallenato es un ejercicio folclórico que pretende asegurar las raíces autóctonas de un legado musical que han dejado nuestros antecesores e impedir que la mal llamada ‘evolución del valleanto’ roa el asiento típico de nuestro folclor.
La motivación de todo Festival tiene un fundamento más altruista que una simple festividad como piensan ciertos detractores de algunas regiones del país; y es que el Festival Vallenato no sólo es parranda y fiesta ni es la excusa perfecta para embriagarse hasta perder la razón , no señores, el Festival Vallenato es un ejercicio folclórico que pretende asegurar las raíces autóctonas de un legado musical que han dejado nuestros antecesores e impedir que la mal llamada ‘evolución del valleanto’ roa el asiento típico de nuestro folclor.
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Nuestro Festival Vallenato encarna un sentido de pertenencia, orgullo y amor por nuestro terruño y por Colombia, es patrimonio oral de la humanidad, es el reflejo y el ejercicio de una cultura extraordinariamente rica en tradiciones, creencias, gastronomía, música, costumbres, anécdotas, etc.; persigue evitar que se atente contra la estructura primigenia del Vallenato y propende por mantener incólume a través de los años el estilo en la interpretación, buscando la prolongación de la estirpe de sus dinastías más tradicionales y de las escuelas, como también apoyar y estimular a todo aquél que interprete y ejecute un vallenato típico rechazando el marco degenerativo a donde pretenden evolucionarlo a la fuerza.
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Muy seguramente, si no existiesen los Festivales Vallenatos, no podríamos disfrutar las joyas clásicas de nuestros juglares en manos de las nuevas promesas, ni tampoco la tendencia autóctona o seudoautóctona de muchos artistas que hoy se mantienen dentro del marco originario pese a la amenaza que representa la comercialización del vallenato para nuestras raíces.Lo más probable pues, es que ante la ausencia de este elemento folclórico conservador y estimulador en nuestra sociedad, yaceríamos condenados a escuchar aquellos temas que impropiamente han denominado ‘Vallenato romántico’ cuyas letras se caracterizan por narraciones aburridas de peleas y reclamaciones de parejas, lamentos y tragedias, letras cacofónicas y superfluas, con cantos y voces seudo-masculinas , haciendo de ciertas composiciones un constante lloriqueo que cansan el oído.
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Existe un ritmo que he denominado ‘balada con acordeón’ que pretende imponerse fracasadamente como ala del vallenato queriendo llamarse dizque "vallenato romántico", cuando en realidad el vallenato romántico es aquel acuñado por compositores como Gustavo Gutiérrez Cabello, Hernán Urbino Joiro, Tobías Enrique Pumarejo (por citar unos pocos ejemplos) verdaderos y dignos representantes de este género.
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Muchos suelen denominar 'vallenato' toda aquella melodía que de sus instrumentos se logre desentrañar un acordeón y es completamente falso, la esencia del vallenato es mucho más que este instrumento, es también compás vallenato, riqueza de acordes y arpegios con un estilo muy particular y cadencioso en su ejecución, pases prolongados de acordeón integrados tanto de pitos como bajos y la interpretación típica heredada y transmitida por nuestros antepasados.
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Hace varios años en una parranda vallenata en mi residencia destacaba el compositor vallenato, Maestro Leandro Díaz, la tristeza con que observaba el surgimiento de nuevos conjuntos de música de acordeón donde el instrumento de arrugada apariencia era sub-explotado y se ejecutaba tristemente entre pocas notas con escases de bajos, también refirió él, una evidente escasez de ciertos aires; pero fue más incisivo al discutir el asunto de las composiciones actuales, rechazaba categóricamente estas creaciones que como dice él, no salen siempre de la misma temática. En algún momento me expresó: “Mira Jose, estas composiciones de ahora no sale del mismo tema, siempre es lo mismo, que tus ojazos lindos, que te amo, que te regalo una estrella y la luna, que los cachos.” y otros relatos fútiles que afectan nuestro folclor.
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La incapacidad y pobreza de composición se advierte en los trabajos musicales de las nuevas agrupaciones y hasta en las de otrora, que no están haciendo vallenato sino 'baladas con acordeón' que reflejan superficialidad la mayoría de las veces, perdiéndose casi que por completo ese matiz costumbrista que impregnaba el verdadero vallenato.
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Por todo esto, es que considero que los Festivales Vallenatos no son sólo "parranda, ron y mujer", para nosotros significa mucho más, es un ejercicio cultural, es un encuentro con nuestro folclor y una reafirmación de nuestra identidad e idiosincrasia, y dado que todavía existen es que aún podemos saborear una exquisita ejecución del acordeón y un buen vallenato añejo en manos de artistas nuevos.
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